¡Otro revolcón cosmogónico! No descansarán nuestras frágiles mentes.
Conseguimos asumir que el cielo no giraba para nosotros. Apenas hemos asimilado no ser el radiante colofón de una obra brillante. Con este cuerpo, levantarse por las mañanas y currar a sabiendas de que lo que percibimos como real está o...... a lo mejor no está.........Y ahora, un nuevo estudio viene a ponernos en nuestro sitio.
La evolución de lo inorgánico.
Como lo oyen.
Que hay cosas que se trasladan. O que parasitan otras cosas. Que nacen siendo una cosa y se transforman. Pero con intención propia.
Los pinzones de Darwin se han transformado en timbres en Umbrales de J.A. Millán.
Comiencen por el cuento y los verán de otra manera. Para siempre.
Recuerdo un interruptor de la luz de la casa donde vivía cuando era pequeña. Muy fino no iba, había que darle varias veces para que la luz se encendiera o se apagara. Un día dejó de funcionar. Mi padre lo abrió esperando encontrar un cable suelto que pudiera arreglarse, y lo que vio fue un pastel de cucarachas muertas con la forma de la carcasa exterior del interruptor. Y es que no era un simple interruptor: era un cementerio de cucarachas.
ResponderEliminar¡Dios!. Eran el contenido estomacal, la sangre de la que se alimentan....¡Dios que miedo!
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