martes, 21 de septiembre de 2010

Memorias. Capítulo II.

Cuando me tocó empezar la Enseñanza media en Zaragoza había tres institutos, el Servet femenino, el Goya masculino y el Pignatelli remezclao.
Para una hija de albañil torrerana a la que, con permiso paterno, los peluqueros (delPC) llevaban a los conciertos de los Labordetas , La Bulloneras, Carbonelles, Inti Illimanis o Quilapayunes en las Asociaciones de vecinos no era dificil la elección. Ese mismo año todos los institutos se hacían mixtos, pero los dos primeros tenían fama de profes fachas y estaban en medio de zonas pijas, mientras que el Pignatelli tenía mucho rojo en el claustro de profesores y amás, por viejo, se caía a piazos, con lo que entre cascotes, averías de calefacción y convocatorias de huelgas y protestas, se preveia un bachillerato si no bien cualificao, por lo menos entretenido.
Allí me apunté, pero como se caía de verdá, construyeron uno nuevo con el mismo nombre en donde uno que le quito la zapatilla al Cristo la fue a tirar, que Cristo ni se había enterao que existían esas tierras.
Al comenzar el curso el edificio no estaba totalmente acabado y fue un descontrol propio de loca academia de policia . Al lao de las vías del tren, los viveros municipales y el colegio-reformatorio el Buen Pastor, faltaba material de oficina, personal, no había calefacción, la electricidad estaba literalmente enganchada de los cables del tendido exterior y mucho re y tripitidor con tela de experiencia.
Tampoco es que hiciera falta, con darle a un par de fluorecentes de más en una clase, petaba todo y a casa.
Algunos vivíamos lejos. De Torrero habíamos caído allí cuatro o cinco a los que nos costaba llegar más que si hubiésemos vivido en el espacio exterior y como eran tiempos de mucho roce con el profesorao los que vivían cercanos a nosotros nos traían en coche al instituto. Mucho compañero camarada pero tengo que decir que si te tenían que catear les temblaba menos el pulso que a Franco firmando sentencias de muerte.
Asina que algunos días a a semana bajábamos ande el Labordeta y la Juana ( su mujer y profesora de latín) que entonces vivían en Tenor Fleta.
Nos daba Historia contemporánea. Nos llamaba ciudadanos . Flipábamos.

Quiero aprovechar esta ocasión para dare las gracias a aquel nuevo equipo directivo hijo puta y envidioso que le puso la zancadilla para que no pudiera, como había hecho tantos años, simultanear la enseñanza y la música, porque así se fue con la mochila a la tele y luego al Congreso. Lo que perdió el alumnado, lo ganaron toda la gente de más que conoció y le conocieron.
Que tienen que estar rabiando. Asi se les reviente la bolsa la hiel.





jueves, 2 de septiembre de 2010

Personas públicas, momentos privados XII (Diario de vacaciones).




C3Po y los nuevos usos de la tabla de planchar




"¿Me lavaría un par de calcetines?..."




Aligerando cascos




De intercambio





Los monty , python al natural.