Es mediodía y vuelvo a casa de mi madre. Tengo prisa y hambre así que voy decidiendo el camino más corto sobre la marcha.
Torrero se ha vuelto más monte que nunca. Todo está cuesta arriba y, por más que atajo, aparezco en callejas sin salida llenas de tiestos con geranios y claveles reventones. Sería estupendo quedarse a charlar con los vecinos que, ahora andan jodidos pero se ríen del pasado año cuando tuvieron a raya a la policía y autoridades a base de macetazos y cualquier otra cosa susceptible de convertirse en munición para abrirle la cabeza a uno.
Ahora hay unos elevadores que van de unas calles a otras, tales son los desniveles. Pasé por aquí ayer y juro que es la primera vez que los veo, pero no tengo tiempo de investigar, que tengo prisa y hambre.
Enfilo una calle larga con árboles a los lados que puede ser la Vía Pignatelli, pero no se ve el canal que con esta forma tan rara de crecer que ha tenido el barrio debe estar a la profundidad del cañón del Colorado.
Encuentro bolsos tirados hace tiempo por el suelo, pueden ser restos de proyectiles de las batallas vecinales o despojos de rateros. Me llama la atención uno con forma de trapecio y cierre de monedero, negro y grande que desde lejos parece bastante bonito. Cuando lo tengo entre las manos está sucio y estropeado pero no puedo evitar mirar dentro que puede estar el espejo de la madrastra, la lámpara de aladino o el bonobús.
Por descuidarme me sorprende por la espalda una tipa espigada y de pelo corto que sé que me va a amargar el camino. No la conozco, pero si a su especie. Es un animal carroñero que se aposta en las calles , elije presa y se te acopla sin dejar de parlotear y hacer aspavientos, acercándose mucho, perdiendo el equilibrio hasta echarse encima tuyo.
Me hago la siesa y la estrecha, oye tía no me toques, que no tenemos confianza, a sabiendas de que es inútil. Aflojo el paso, me paro, a ver si con su propia conversación se aturulla y se despista. Se para también, pero no de hablar. Doy vueltas, quiero perderme o perderla, me estoy desesperando, no hay manera. Nos cruzamos con más como ella, que van en sentido contrario, espero que se una al piquete y se vaya. ¡Por Dios, por Dios, que no sea al revés!
Estoy cansada, a la vuelta de a esquina cada calle se abre en dos y no consigo recordar cómo salir de aquí. He pasado millones de veces , no me explico por qué es todo tan confuso.
Mientras, examino el contenido del bolso , un monedero bastante infantil que tiene dentro un reloj y una pulsera de goma mordisqueada, una bolsita de cordones con otro reloj, estoy por tirarlo, coño con los relojes y la prisa, ya no puedo con la cuesta que se ha convertido en escalera. Me aferro al pasamanos como si me fuera la vida porque cada vez tengo los pies más agarrados al suelo.
He consequido dar esquinazo a la cotorra, se quedó con el bolso y las cuestas, llego por fin a casa de mi madre.
Aparece radiante en la entrada, que como es una parcela da directamente a la calle, y con cara traviesa me dice, como tardabas hemos empezado sin ti.
Pienso que se refiere a la comida, pero cuando se aparta para dejarme paso veo un agujero donde antes estaba la puerta de la calle . Me interno por el pasillo y ha arrancado todas las puertas de la casa llevándose a la vez parte del encofrado .
Entra mucha luz, quizá por eso está tan contenta.
¡Ay, qué angustia más rica!
ResponderEliminarUn día iba yo en tren, sola con todo el vagón para mí, y del otro vagón vino un chico que se me presentó así: "Hola, soy transexual". Claro, pensé "pues yo una señora hetero, mucho gusto". Alabó mis medias y me dijo "da gusto encontrarse con una mujer de verdad". Sería que las otras eran de atrezzo. Después intentó ligar conmigo, el tren llegó a mi parada y me bajé.
Badil, no sé si usté lo habrá vivido con angustia, pero desde fuera y el mundo de la vigilia, ha sido de lo mas entretenido.
ResponderEliminarHelter,¿usté sueña con transexuales que se intentan ligar a señoras estupendas(usté mismamente)en el tren?
A mi el otro día las dos señoras que trabajan conmigo me dieron una paliza de la hostia.
ResponderEliminarNo se que les había hecho, hasta ahí no llegué, pero unas patadas y unos guantazos pa chuparse los dedos.
Luego creo recordar que nos tomamos algo.
Más que angustia era jartura. De la tipa con el mormormor y de la escalada al Everest. Y ojo,de que me madre me pusiera a desescombrar.
ResponderEliminarNo es muy raro ni ná, es que como lo he escrito inmediatamente,me acordaba de detalles, porque de normal a la hora o así de haberme levantao se me resetea la memoria.
Visto lo visto, es más bien soso, sin sexo ni violencia.
Mi sueño más angustioso, y lo tuve varias veces de jovencica, era que tenía un hijo y no me acordaba. De pronto me venía a la memoria: "¡Hostia, si tengo un crío!"; y me iba corriendo pa la cuna, a ver si estaba, y cómo estaba... Ajjj, qué horreur.
ResponderEliminarPor alusiones: anagadner, ya sé que lo parece pero no fue un sueño selojuro. Y de señora estupenda solo tengo la firme intención.
ResponderEliminarInde, eso no es un sueño, es la visita del fantasma del futuro.¡Que suto dio mio!
ResponderEliminar¿Y como eran las medias pués,Helter?
A mí me tuvo frita hace unos años uno en el que descubría que no había terminado la carrera, que me faltaba un examen. Madre mía, me despertaba en un sinvivir...
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