Los cuentos eran relatos misteriosos para captar la atención de los niños y adolescentes y que tenían como finalidad aleccionar sobre los peligros (muchas veces sexo) con que uno se podría encontrar en la vida.
Vivimos una época donde la facción humano-gilipollas anda mangoneando en los relatos queríendo encontrar en ellos el gérmen de todos los conflictos , descartando lo políticamente incorrecto, convirtiéndolos en cagarros tan divertidos como la tabla de multiplicar.
Tol mundo es güeno..............
Al final era comer perdices ( que no sabe una como quedan perdices)
Ahora se que las mentiras no estaban el en el relato, sino en lo que se omitía: el principe azul sale de naja y te quedas en el castillo con la reina-suegra
Esta hermosa mujer es Ana María Matute.
Yo leí demasiado tarde El verdadero final de la bella durmiente.
Me parece que se siente usted de otro mundo, más que de éste.
Sí. Desde niña me sentí en otra parte: veía el mundo como desde un palco, nunca desde dentro. Yo era una niña con muchos miedos, era tartamuda…
¿Y cómo se curó?
Sí. Desde niña me sentí en otra parte: veía el mundo como desde un palco, nunca desde dentro. Yo era una niña con muchos miedos, era tartamuda…
¿Y cómo se curó?
Me curaron los bombardeos de la guerra. Mis padres, mis hermanos y yo nos cogíamos de las manos y nos pegábamos a la pared maestra, a ver caer las bombas alrededor.
Habría también momentos gratos…
Habría también momentos gratos…
Había un castigo que consistía en encerrarme en un cuarto oscuro. ¡Pero para mí era muy agradable! Allí dentro yo vivía una vida agradable. Los contornos de los armarios cambiaban de forma, la realidad se transformaba…
¿Vive usted todavía en su infancia?
¿Vive usted todavía en su infancia?
A mí me empujaron fuera de la infancia, pero algo de mí sigue allí. La infancia no es una etapa de la vida: es un mundo completo, autónomo, poético y también cruel, pero sin babosidades.
La Vanguardia 1998
Hace años tuve ocasión de leer cuentos de los hermanos Grimm tal como se publicaron en su momento, sin adaptaciones ni zarandajas. Eran realmente crudos y morbosos, es impensable que hoy día se publicaran estos cuentos para niños, desgraciadamente.
ResponderEliminarLa escena que más grabada me quedó fue el final de la Cenicienta. Como castigo a la malvada madrastra, le calzaron unas chinelas de metal al rojo, "y bailó hasta que se murió".
Ah, y las hermanastras, para poder calzarse los zapatitos, se cortaron con un cuchillo el talón y los pajaritos amigos de Cenicienta se chivaron al príncipe de que sus pies chorreaban sangre. Que si no se llegan a chivar, el muy burro del príncipe se llevaba a la novia que no era.
Esta mañana, a media mañana, bajé a tomar un café con un compañero de trabajo al restaurante del edificio. La secretaria de la oficina -tenemos dos, compartidas- me dijo "Anatoly, por favor, tráeme medio molletecon pavo, pero di que es para mí". Eso pedí y eso le llevé de vuelta. Antes, el camarero me susurró al darme el bocata "dile que es de su Príncipe Azul".
ResponderEliminarEstá bien esto de las coincidencias principescas diarias. Y me gusta su blog un huevo, Badil.
Pues es que los Grimm eran filólogos seriotes y lo que hacían era recopilar cuentos tradicionales, no andaban con muchas ganas de ganarse lectores infantiles. Pero así son las cosas, sí, les hicieron recortar por aquí y por allá, cambiar cosas, suavizar... y se conviertieron en los cuentos que luego llegaron a manos de otros que posteriormente recortaron, suavizaron... Ahora los Grimm se llevan menos en literatura infantil. Jürg Schubiger sacó el libro «Cuando el mundo era joven todavía» y los editores y escritores de libros infantiles se dijeron ¡Viva! Y sí, que «Cuando el mundo era joven todavía» es una libro delicioso, ¡pero es que ahora todo dios escribe cuentos para niños como Schubiger! Es jodidamente fácil escribir como Schubiger cuando te has leído un libro de Schubiger (y encima llevan unos años que es como guay). Trascribir cuentos tradicionales no es tan fácil, no. ¿Han leído «El enebro» de los Grimm? huy, eso sí que es bueno.
ResponderEliminarEl problema de los cuentos para niños de ahora, en mi opinión, es que los escriben maestros. Que no tengo yo nada en especial en contra de los maestros, pero que es un poco como si las historias de chorizos las escribieran únicamente policías. Y que conste que no es culpa de los maestros, que me parece muy bien que escriban cuentos para niños. Lo que me molesta es que, además, se los publiquen y se los hagan leer a los enanos en el cole.
ResponderEliminarVeo que nos entendemos.
ResponderEliminarEn los coles, para animar a la lectura les recomiendan libros breves de colecciones de vapor y asín. Es mejor que sean breves porque no hay quién se enganche.
Si ha de ser breve ¿Que mejor que el viejo y el mar?
Si han de ser cuentos ¿porqué no Clarín?.
¿Ves? me he puesto seria ya por la mañana.
¿Hay algo que provoque más curiosidad que los misterios de la vida y la muerte?
Por cierto ,arkab,sepa que los príncipes mañaneros son de más confianza que los nocturnos,que siempre se convierten e calabaza.
Besos a tós