La Barbie es tonta

Aunque muchas ya lo sabíamos, la ciencia viene a explicar el curvilíneo porqué.

Un estudio realizado en la Universidad de Laval ha desvelado que el estrés que produce el trabajo intelectual provoca una especie de recalentamiento que altera el nivel de glucosa e insulina volviendo loco nuestro apetito que busca calorías como si fuesemos a repensar la civilización. O algo así.

Lo que pasa es que solo gastamos 3 calorías más pensando que de normal, pero las sustituimos comiéndonos un cuarto de kilo de algo.

No se pierdan el estudio. Cogen 14 estudiantes, los sientan en un sitio cerrado, cómodo y caliente, les ponen las siguientes, severísimas pruebas:

Prueba nº 1.- Sentarse relajadamente.

Ahora el estudiante puede comer lo que espontáneamente quiera.

Prueba nº 2.- Leer un texto y resumirlo.

Ahora el estudiante puede comer lo que quiera

Prueba nº 3.- 45 minutos en el ordenador ejercitando memoria, atención y vigilancia. (Solo falta que me digan que les han puesto el Worolofcraf)

Ahora el estudiante ya si que si puede comer lo que quiera , que ya hemos acabao la dura jornada en beneficio de la ciencia. ( endeluego lo que pega es llamar a Telepicha).

Vamos a ver............

De ser esto cierto , los que han proyectado y elaborado este estudio ,tienen que estar como sílfides.

Cucha un momento, premio nobel: en el pueblo de mi madre tienen hecho un estudio desde tiempos de maricastaña : Da de comer de balde, que se pondrán hasta el culo.

¡¡¡La madre del verbo venir!!!. Lo raro será que no hayan salido como cochinos para matanza.