Mi madre ya se ha jartao de hacer ganchillo, flores de pan bimbo, ceniceros y botijas de barro.
Yo me alegro por lo que me toca.
Ahora lleva unos meses que va a aprender ordenador y no para de mandarme imails con de castillos de Europa, cataratas famosas o lo que diferencia a los canarios ( de las islas) del resto de la humanidad de habla hispana.
Cuando me llegó el último la llamé alarmada.
"Creo que te han robao la cuenta de correo"
"¿Pooor? ( forma sincopada de ¿por qué lo dices pues?)
"Porque me ha llegao una colección de fotos robadas de la mujer de Figo"
Y es que dice que sí, que me las ha mandao ella.
Que si es que son feas ¿o qué?. Que se las ha mandao otra amiga.
Y yo digo que tenga cuidao, que mandar por mandar, a ver si me va a reenviar un sicario.
Ella lleva dos días descojonándose y mi hijo mayor intentándo darle su correo electrónico.
¡Jesús, qué verano!.
Calle, que igual es una cosa tradicional de esas, que la madre pase a la siguiente generación el legado de las imágenes de una señora prieta. Igual es una tradición muy antigua y muy ancestral y hasta ahora no se le había desvelado. A saber si la cosa viene de cuando las madres pasaban a sus hijas figuritas de piedra que representaban venus esteatopíjicas de esas. Ahora lo que tiene que hacer es pasar a su vez esa fotos a la siguiente generación, esto es, a sus chicos. Ya verá como se lo agradecen. Las tradiciones no se pueden romper. Bueno, la semana santa sí, ojo, y la ofrenda de flores también, ojo.
ResponderEliminarAndaaaa, está usted igual que yo. La mía fíjese, también se ha puestu y no había visto un ordenador ni de lejos... Volvía (yo) la otra noche de Budapest, y la llamé y me empezó a charrar que si había visto esto u lo otro (el castillo de Sisi y cosas así) y yo "no mamá he estado solo en Budapest, no en toda Hungría y eso no está en Budapest", el caso es que me contó toda hungría que lo había visto en Internet y no me dejo colocar una. Y ya no la cuento "le ménage" que le tengo que hacer en el ordenador cada vez que voy
ResponderEliminarPaciencia
Mecá, qué madres más modernas. Está claro que soy de otra generación. (Me cuidaré muy mucho de mandar mensajes de esos, por si agarra y lo que pasa es que... ¡soy de la generación de vuestras madres! Ay, qué apuro...)
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