Los curris nos han cercado casi por completo. Paran a comer entre las dos y las tres y , aunque nunca les vemos alimentarse, nos tiene moscas la evidencia de que cada vez se ve menos gente por el parque. Incluidos carrilanos, que tras comer en el albergue a la una, solían sestear a la sombra de los ailantos que , al paso que vamos serán los únicos que sobrevivirán a estas obras.
Experimentan sobre nuestra respuesta inmunitaria a la ingesta de polvo en suspensión y privación del suministro de agua.
Su gesto contrariado evidencia el fracaso de su asedio "la Papelera les tiene acostumbraos a vivir en apnea, los grandes eventos a no mear y, en habiendo cerveza, el agua no lan echao en falta".
Con nuestra legendaria ingenuidad hemos intentado iniciar conversaciones diplomáticas con estos extraños seres que se comunican con rítmicos encogimientos de hombros.
Y es que idiomas no sabemos. Pero morse tampoco.
"PERDONEN LAS MOLESTIAS. ESTAMOS TRABAJANDO POR SU BIEN"
Eso dice el cartel.
Oiga, qué chulo el capítulo, Badil. Además de los currantes de las obras veraniegas están los otros, los que las miran. Le recomiendo un cuento de su paisano Francisco M. López Serrano que se llama «Los Contempladores de la Obra» (está en El hígado de Shakespeare). Oiga, ¿qué no me va a venir por mis tierras este año?
ResponderEliminarPues este verano no va a poder ser. Que mi madre ha ligao con unos médicos con los que queda todos los días y yo me voy a quedar a vigilar, que no me fío.
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